Cómo explicarles la Navidad sin mentiras

publicado en: maternidad consciente | 24

De forma respetuosa, consciente y realista

 

Ando yo «mosca» con el tema de las Navidades. Nunca me ha gustado el consumismo que se organiza y la locura transitoria de la gente alrededor de esas fechas, la obligación de «regalar» y de reunirse con la familia «por que sí», como borregos… Desde que soy madre he pensado a menudo cómo iba a explicarle a Bichillo qué es la Navidad de una forma respetuosa y sin mentiras, libre de dogmas religiosos, chantajes ni fantasías absurdas. No tenía ni idea de cómo la íbamos a vivir en casa cuando empezara a darse cuenta de todo… El enfoque Montessori y de crianza natural y respetuosa me han ayudado mucho a encontrar mi propio camino, pero hoy os voy a contar otras cosas.

Porque no se si os pasará como a mí, y es que yo nunca entendí por qué la gente trata a los niños como si fueran tontos o no se dieran cuenta de las cosas… (si precisamente yo creo que es lo contrario: pillan ABSOLUTAMENTE TODO porque aún no tienen sus propios filtros!!!). El tema de la ilusión, la fantasía, la inocencia y la magia de la Navidad dan para horas y horas de debate, y la verdad es que no tengo ni idea de cómo vamos a gestionar la avalancha de cuentos chinos que le van a llegar a la peque por todas partes… De momento, haré como Bei de Tigriteando (ver, oír  y callar) y ya os contaré cómo nos ha ido el año que viene…

 

Cara a cara con mi oscuridad…

 

Pues, toda esta ida de olla sobre la Navidad comienza, cosas del Karma, cuando Bichillo llegó a este mundo. Eligió para nacer el mismísimo 25 de Diciembre (sííííiiii, coincidiendo con una luna llena histórica, pasamos toooooda la Nochebuena de parto… dilaté caminando por los pasillos como

Pozí y cantando «las muñecas de Famosa»). Así que si queríamos escaparnos de las celebraciones y meternos en una cueva a hibernar como el Grinch… ni hablar! Ella vino para enseñarnos y recordarnos, año tras año, que este tiempo es mágico y súper especial.

Este Post es la punta del iceberg de estos dos años dándole vueltas al tema, esforzándonos por entender e integrar la Navidad en nuestras vidas de una forma coherente, consciente y, sobre todo, con el máximo respeto que se merece la peque.

 

Os traigo muchas cosas!    …Jou jou jouuuu

Por un lado, hoy os cuento todo lo que nos ha ayudado para re-enfocarnos en nuestra forma de entender esta época del año y así poder vivirla desde «el otro lado». Sin historias para no dormir. Real y coherente; y no por eso aburrida, menos mágica ni a costa de robarles la ilusión a los peques.

Y por otro, os enseño cómo hemos hecho nuestro Calendario de Adviento Alternativo. Además os daré ideas de rellenos súper baratos, de materiales nobles (en su mayoría), reutilizables hasta el infinito, no comestibles y de fin abierto. Nuestro calendario es una actividad muy chula que se puede hacer CON los peques en varias fases (y que siga siendo sorpresa!). Según la edad del niño se puede hacer más o menos complicado. – Como vivimos en Alemania que son muy previsores (y llevan ya casi 1 mes vendiendo calendarios de Adviento!), nos ha dado tiempo a adelantarnos un poco y llegar a tiempo de contárosla y que podáis hacerla.

 

El Adviento… una cuenta atrás. ¿Para que?

 

Aunque os parezca incoherente que Mamá Extraterrestre haga una Calendario de Adviento, os aseguro que tiene todo el sentido del mundo. Es nuestra cultura la que está un poco torcida… Cuando acabéis de leer esto vais a ver que a lo mejor no estoy tan loca…

Para entender el Adviento, simplemente hay que pensar en la verdadera razón histórica del ritual de la Navidad. Porque aunque seáis unos escépticos y creáis que vais por libres, TODO absolutamente TODO lo que se hace en estas fiestas, son rituales ancestrales camuflados de los que no somos ni mínimamente conscientes.

Hace mucho, mucho tiempo, antes de Papá Noel, de que naciera Jesucristo, antes de las religiones, de los Dioses y de los calendarios, cuando aún mirábamos al Cielo, cuando la Luna, el Sol y las estrellas eran nuestro único oráculo del paso del tiempo; vivíamos en tribus nómadas de cazadores-recolectores y dependíamos enteramente de que pasara el invierno pronto para poder volver a tener luz solar, cosechas, caza, comida, vitaminas… todo lo que necesitábamos para vivir era que el SOL volviera a salir.

…Simple no?                  

 

Astronomía 101

 

Si miramos el tránsito elíptico de la Tierra alrededor del sol, resulta que el 21 de diciembre es el punto que el sol está más alejado de la tierra. La noche más larga del año. El Solsticio de Invierno. Y desde ahí parece que el sol se quedara estancado en esa posición durante 3 días (algunas culturas creían que se moría. Y también os sonarán los famosos «3 días de oscuridad»). Pero al cuarto día «renace», y el día es un poco más largo, y esa noche un poco más corta.

Si os salen las cuentas, eso es exactamente el 25 de Diciembre: LA VUELTA DE LA LUZ. A partir de ahí, aunque es «oficialmente» invierno, los días empiezan a ser progresivamente más largos, hasta el Solsticio de Verano que es el día más largo del año. Y vuelta a empezar!

 

Y ahora un poco de Mitología Navideña…

 

Esta realidad científicamente incuestionable que ya observaron los primeros hombres, ha dado origen a numerosas especulaciones. La mayor de ellas, la del Dios Sol que se repite a lo largo de la historia en todas las culturas del mundo, con distintos nombres y deidades.

Numerosas celebraciones de culto al Sol se llevan a cabo durante esas fechas, en el Hemisferio Norte, a lo largo de la historia de nuestro planeta. Las que nos tocan más de cerca culturalmente son las de los Romanos: el Sol Invictus (el «sol invencible«, que renacía el 25-D) y Saturnalia  (dedicadas a Saturno, Dios de la agricultura, la abundancia, la libertad y la regeneración). Estas fiestas eran tan grandes y populares que fue imposible prohibirlas para instaurar el Cristianismo, y por ello tuvieron que sustituirlas, progresivamente, por la celebración del nacimiento del Niño Jesús (aunque ya han comprobado que no nació en esas fechas) y desplazar los ritos paganos a Año Nuevo.

 

 

Pero mucho antes de esto, ya los Celtas y otras culturas nórdicas paganas, hacían rituales de Adviento para CONTAR los días que faltaban para el «final de la oscuridad», venerando a la Luz y a la Madre Tierra. Decoraban sus árboles desnudos con hojas perennes, velas y frutos, a modo de protegerlos del frío y de llamar a la luz, para que el verano viniera pronto y augurara buenas cosechas. Sí, de ahí viene nuestro árbol de Navidad: es un ritual de abundancia en toda regla. Y se protegía y adornaba a un árbol VIVO, no se mataba a uno para ponerlo en casa!

La Corona de Adviento también procede de esas culturas y la Iglesia lo adaptó a su ideología. Tiene una fuerte simbología en el uso del círculo como representación de lo cíclico (las estaciones), de la planta perenne como la persistencia de la vida y de las velas como llamada al sol.

 

Inventos necesarios

El Calendario de Adviento, tal yo como lo conocemos, aparece en la Alemania protestante de finales del Siglo 19. Basado en el concepto de la Corona de Adviento Cristiana, en la que se encienden 4 velas, una cada domingo (el día del Sol, Sunday) antes de Navidad. Comenzó siendo una cuenta atrás con pequeñas velas para cada día (palitos en las familias más pobres), que encendían los niños para amenizar las largas y frías tardes invernales, y se fue transformando en pequeños regalos (juguetes, chocolates, dulces, actividades…). Hoy en día hay Calendarios de Adviento por todo el mundo y con todo tipo de contenidos, han pasado de ser un ritual de espera y recogimiento a convertirse en una locura consumista de la globalización y adicción al azúcar…

Tras dos inviernos y medio viviendo en Alemania, os aseguro que entiendo perfectamente que esta tradición esté tan arraigada: aquí se acaba la luz a las 4 de la tarde y no hay absolutamente nada que hacer, todo está cerrado y hace mucho frío… si tienes niños pequeños hay días que no sabes ya dónde meterte para que se entretengan un rato y quemen energía… un Calendario de Adviento bien pensado (con actividades, manualidades, sorpresas…) es un salvavidas para dar un poco de emoción a esas tardes eternas.

 

 

Un planteamiento de Navidad DIFERENTE…

 

Porque si admitimos que todo es más sencillo, que la Navidad marca el final de un ciclo de nuestro planeta, como las estaciones, y que todo lo demás son «accesorios», «cuentos» y tradiciones, ya no habrá que fingir «ser bueno». No habrá que sobornar a nuestros hijos, para que si hacen lo que queremos, un viejo inmortal al que no conocen de nada pero sabe todo sobre ellos, de barba blanca y traje rojo (invento de la Cola Cola para vender, por si no sabíais – más aquí) venga volando en trineo, entre por la chimenea mientras duermen y les traiga juguetes. Es que si lo pensáis es una historia de miedo! El Gran Hermano de Orwell!!! Y lo mismo se puede aplicar para los Reyes Magos, que eran 3 astrólogos/alquimistas que seguían una constelación sin más.

 

 

No hay nada de malo en regalarles las cosas abiertamente, sin contarles milongas ni condicionar esos regalos a «si tal o si cual». Como en un cumpleaños, que ellos sepan desde el principio que este regalo (que conmemora la generosidad de San Nicolás, el nacimiento de Jesús, el Tió o como os de la gana llamarlo…) viene de los papis, los abuelos, los titos…

Ya veis que la celebración Navidad original no va de regalos sino de esperar desde la alegría y el festejo, que acabe el invierno pronto para que el año siguiente la vida resurja con fuerza y haya buenas cosechas. Investigando un poco los orígenes de las cosas, podéis contarles a vuestros hijos las historias reales de todo, para que crezcan desde la coherencia, y de paso os liberáis vosotros también. No es justo ilusionarles para luego desilusionarles cuando «sean mayores», mientras nos excusamos con lo bonita que es la inocencia y defendiendo que una infancia feliz debe tener unas navidades mágicas. Hay ya suficiente magia, como defendía María Montessori, en el mundo, en la naturaleza y en las cosas reales; solamente hay que aprender a verla.

Así que aquí nadie os dice que no lo llenéis todo de lucecitas, de árboles (vivos por favor!) con bolas muuuuy brillantes, de belenes (o minimundos de invierno!), Papás Noeles, regalos… Nadie os prohíbe que os pongáis las botas comiendo y bebiendo manjares exquisitos, que vayáis a patinar sobre hielo, a la misa del gallo, a los mercadillos navideños… Simplemente quería recordaros la esencia de lo que se celebra, lo que a mí me ha servido para entender la Navidad de verdad, sin sentirme una marioneta del sistema.

 

 

Así que NOno voy a mentir a Bichillo, porque no hace falta. Todos tenemos LA ELECCIÓN FINAL: nuestros regalos pueden ser pocos y buenos -respetuosos con el medio ambiente-, nuestro árbol puede estar plantado o ser replantado en un bosque al acabar, nuestra Navidad puede estar igualmente llena de amor, ilusión y actividades estacionales geniales, viviéndola desde la verdad. Y nuestros hijos pueden elegir por sí mismos creer o no en Santa Claus, sabiendo que es solamente una historia, y que la Navidad simboliza algo mucho más profundo y ancestral que el recibir regalos a diestro y siniestro.

Y respecto a las creencias de los otros niños… Pues igual que hay familias con distintas religiones, distintas formas de alimentación, distintas culturas… adaptemos a este tema esa DIVERSIDAD, RESPETO y TOLERANCIA por la que tanto luchamos a diario. Que cada uno sea como quiera, responsable de sus actos y críe a sus hijos como pueda, de acuerdo a sus propios principios.

 

 

Y un último pensamiento sobre las «mentiras blancas»…

 

Si, esas que para mantenerles por más tiempo en la inocencia cuando sus «sensores de LA VERDAD» empiezan a avisarles de que algo no cuadra. ¿No os parece que MENTIR a nuestros hijos inculca los valores erróneos? ¿De qué creemos que los protegemos? ¿Somos conscientes de que estos pequeños humanos nos tienen como referencia absoluta para aprender a interpretar el mundo? ¿Os gusta cuando vuestro jefe, vuestros padres, un médico o los políticos os mienten o no os cuentan toda la verdad sobre temas importantes?…

 

¿y por qué lo hacemos sistemáticamente desde la infancia?

 

Recordad: La información es poder! Usadla con sabiduría 🙂

 

 

Espero no haber cabreado a nadie, os dejo hasta mañana que os enseño el Calendario de Adviento .

Y si estáis pensando ya en comida, os recuerdo que el año pasado me curré unos Menús de Navidad Gourmet para adultos y totalmente BLW friendlycon todas las recetas descargables en PDF. Os dejo una foto abajo para abrir boca y links a Entrantes, Platos Principales y Postres y «Dulces Navideños» sin azúcar.

Que la luz os acompañe!!! 

 

 

 

 

 

 

 

 

24 Respuestas

  1. Y como ser enfocaría en el hemisferio sur?

    • Pues no tengo ni idea porque no conozco las tradiciones de donde tú vives, pero tengo una idea: ¿por qué no investigas tú los orígenes y nos lo cuentas?

  2. Me encanta, Gracias!

  3. Muchisimas gracias por compartir, es un tema que siempre me planteo y me resulta muy interesante. Nosotros decidimos simplemente no ocultar la verdad, es decir, no mentir cuando preguntara de verdad por los reyes, papa noel, etc. Ocurrió a los 5 años y creo que mi hija se sintió aliviada al saber la verdad :). Luego viene la dificultad de estar inmerso en esta locura de sociedad y tener que explicar a la familia “el drama” jeje.
    Tu enfoque es mucho más profundo y permite mantener la ilusión por cosas reales, tiene sentido. La verdad, me parece mucho más bonito celebrar que el sol va a empezar a brillar más :).

  4. ¡Coincido totalmente con tu planteamiento y me has dado una ideas muy buenas!

    Sólo un apunte astronómico 😉

    La duración de los días y las noches tiene que ver con la inclinación del eje de la tierra con respecto al plano de la órbita y nada que ver con la trayectoria elíptica de la Tierra. Eso explica que las estaciones no coincidan en los hemisferios (si fuera porque la Tierra está más cerca del Sol sería verano tanto en él sur como en él norte ¿no?). La imagen que usas en ese apartado lo explica por sí misma.

    Gracias de nuevo y perdona por el apunte: es deformación profesional : ).

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